Oihana Altube
SOMATURGIAS
Somaturgia 1:
ser tocada por cada “cosa” es importante
la boca es justo ese lugar donde finaliza el árbol para ser cielo
nunca puedo ofrecer nada completo
(no temas la monstruosidad)
si transmito gato, tengo que estar en gato
si transmito piel, tengo que estar en piel
¿cómo se saluda a un cuerpo desde la danza?
¿qué es bailar sino mover el culo?
dejar pesar los ojos y que se desparramen por el cuerpo
que atrás hay cuerpo
y mundo
como si lo normal respecto a lo sensorio motriz no existiese
dile que sí a eso que ya está siendo
no tienes que trabajar más
(hacerlo juntas)
tocar
agitar
desde la resonancia de todo lo movido
lo pequeñito, lo precioso, lo sensible
el cuerpo como un diamante que genera deseo de cuidar
las pequeñas partes
los rincones, pliegues, huesitos
la espiritualidad de lo sutil
bailar sólo puede en cooperación
con el suelo y el cielo
nuestro cuerpo está sentado en el HORIZONTE
resonar primero
entregarlo al mundo
y caminar
darse un baño de suelo
contonear el cuerpo
activar antenas
“la criatura intestinos” ¿cómo es? ¿cómo se mueve? ¿cómo baila?
estar un ratín
soltar el lóbulo frontal
(permítete) cualquier movimiento
penetrar un poco más, para despertar/saludar la carne
para empujar hay que soltar
cuerpo/mundo como hábitat-ecosistema
bailar para abrir el umbral
(date permisos en relación al contexto)
la ancestralidad del espacio entre boca y ano
la ternura de la piel
CERQUITA como potencia sensible
(la brújula interior)
el deseo de ser tocada
la danza de las endorfinas
bailar-validar-bailar
DÁRMELO ENTERO: “self-service”
Somaturgia 2:
–Vale, lo que propongo, no sé muy bien cómo explicar, ahora vamos a entrar aquí, y entrar aquí es entrar a un sitio que… vamos a imaginar, a soñar, que esto que decimos lo vivo y lo no vivo, no existe, no, todo es vital, todo es vital, vitalmente importante, vitalmente existencial, todas las materias, todo, todo, todo es vital, me gusta decir vital más que vivo, todo es vital, todo es vital, todo tiene fuerzas, todo tiene sensibilidades, todo está siendo vitalmente temporal, vitalmente material, vitalmente acogedor, vitalmente vulnerable, vitalmente… sí, no sé, entonces, sabiendo que compartimos vitalidad con este lugar al que vamos a entrar, ¿cómo podemos entrar en él haciéndole saber a esa vitalidad que normalmente tomamos por algo muerto, por algo que no siente, que no está ahí…?, que la reconocemos, que sabemos que está ahí, que sabemos que es igual de vital que nosotras. Jugar a ese imaginario, a esa realidad, esa posibilidad. Mi sensación es que para eso nos tenemos que deshumanizar un poco, en el sentido de la necesidad de tener poder sobre las cosas, como que en danza también hacemos mucho tener poder sobre: cojo esta diagonal, querer abarcar el espacio, ¿cómo podemos invertir ese deseo de…?
–Que parece que yo hago la diagonal, como si no estuviese ya ahí.
–Como si no fuese justamente el hecho de que ya está siendo sin mí, que yo puedo sentir que hago una diagonal. No sé muy bien qué implica eso, me viene la imagen de los caballos, que hay que mirarlos en diagonal, porque es vital y no queremos asustar a la materia vital, queremos ir despacito, darle tiempo a la materia para que la materia entienda que no venimos a…
–A fastidiar.
–A poseerla, me gustaría soñar con que eso significa, me viene la cosa de que si entramos ya un poco medio bailoteando, permeables, sentirnos un poquito bailar, ¿puede ser eso lo que necesite la materia vital de nosotras para saber que no queremos apoderarnos de ella?, No lo sé, igual es una chorrada.
–No sé, probemos.
–Probamos.
–Claro.
–Es entrar al espacio y dejarnos, es darnos un tiempito, con eso que hemos dicho ahora, ¿qué nos hace eso?
–Tú propones que la forma de entrar no sea cotidiana.
–Que no sea desde la verticalidad que abarca, que aborda, si no un poquito en diagonal, un poquito en diagonal, un poquito, como si bailando salsa, no lo sé.
–No es un ir directo.
–Exacto, un poquito en diagonal.
–Como cuando vas a acariciar a un gato, que le pones el dorso de la mano.
–O a un perro, que primero le pones la mano para que olfatee, hasta que ya se
pone panza arriba, vamos a ver si se nos pone panza arriba el espacio, pero no se nos va a poner panza arriba si no nos ponemos panza a arriba también nosotras frente a esa materia vital, tiene que ser equitativo, porque buscamos bailar juntas,
buscamos tener la suerte de tener esa experiencia.
–No es una relación de poder sobre el espacio.
–No, o de binomio ser no ser. No.
–Vamos a probar ¿Ponemos un tiempo?
–Yo diría mínimo media hora.
–Venga.
–Vale.
BIO
Oihana Altube (Irún, 1983). Bailarina. Interesada en procesos que cuestionen las construcciones (históricas, políticas, filosóficas, psíquicas y artísticas) sensorio-motrices del bailar. Su trabajo está influenciado por el ballet, la historia hegemónica de la Danza, el psicoanálisis relacional, el release, el trans-feminismo y la Danza Movimiento Terapia.
Colaborador: Raúl Marcos (Segovia, 1976). Actor, creador y docente. Licenciado en la RESAD. Ha trabajado con Sanchís Sinisterra, Moro Anghileri, La casa en el árbol, Rubén Szchmacher, Carlos Marqueríe, David Franch, Claudia Faci, Impromadrid, Mutis, Luca Aprea, Ay Ay Ay, y Jamming, entre otros. También ha dirigido y escrito varios espectáculos. Pertenece al colectivo Armadillo.
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